Esta mañana, en el Seminario de Corbán, comenzaba un encuentro de comienzo de curso, como tantos se van desarrollando en grupos parroquiales y delegaciones diocesanas durante este mes de octubre.
Tras la bienvenida de nuestra Delegada de Catequesis, Doña Raquel García Crespo, nuestro Obispo, D. Arturo, invitó a los catequistas a tener ánimo, buscando sus raíces para la catequesis: «Pero el ánimo es porque lo tienes tú, porque estás convencido de tu tarea.»
Invitó a «dejar concepciones personales y dejar que la Iglesia, como Madre, nos oriente y nos invite a dar testimonio», sin cerrazones en normas y tiempos… educando y enseñando desde el testimonio personal.
«Eso evangeliza… y lo sabes. Tú haces creíble lo que enseñas.» Así propuso que el testimonio es clave, porque con él se hace creíble lo que luego se transmite.
El Obispo dio testimonio de su última visita a su pueblo, Vinalesa, de la fe vivida y compartida. Se encontró con personas a las que él dio catequesis hace 40 años. Rostros que sonreían con complicidad… y que insospechadamente beben de aquella siembra que nuestro Obispo hiciese tanto tiempo atrás.
Otra de sus invitaciones, que fue secundada por la delegada, fue el no ir solos. «Tu catequesis y tu forma de hacer no es la única en el mundo… hay que recuperar el sentido comunitario.» Este aunar fuerzas parece una imposición del momento, pero puede recibirse tambien como oportunidad de sinodalidad.
Raquel comenzó presentándose y poniendo sobre la mesa el proyecto de la delegación:
1. Presentó los dos ámbitos dentro de la catequesis de iniciación cristiana: niños y jovenes; adultos.
Recordando algo tan sabido: que la finalidad es la experiencia de encuentro con Cristo y que los catequizandos vayan madurando su fe.
Atención especial puso en el catecumenado de adultos. Una realidad en auge: 12 adultos se han acercado, de momento, para pedir su bautismo. Y hay noticias de más.
Por ello, una necesidad que se va abriendo camino es el crear equipos locales de acompañamiento de catecumenado de adultos. Que puedan acompañar atendiendo a la situación, proveniencia… con un enfoque de carácter muy personalizado.
También Raquel habló de aquellos que en un momento determinado se han añartado o dejaron su práctica religiosa y ahora requieren que se abra con ellos procesos de «reiniciación» en la fe.
Acompañar procesos, elaboración de itinerarios y materiales, organización de rito catecumenales,… son tareas de la delegación que requieren de la formación de un equipo. Y en ese empeño estarán estos próximos meses, para que puedan tambien abrirse diferentes escuelas de catequistas.
2. Trabajando con los catequistas. Proponer itinerarios formativos, con herramientas pedagógicas, con formaciones permanentes que propongan estas novedades, a la par que impulsar el envío de los catequistas.
En este sentido, la principal tarea será impulsar la formación permanente de los catequistas, con Escuelas de Catequistas, pero no como un lugar al que llegar a escuchar, sino un lugar al que llegar con una lectura y reflexión previa.
Es la propuesta de otro de los miembros del equipo, el sacerdote Jesús Jimeno: durante un encuentro mensual de 1h30min propiciar una busqueda común, profundizando y dejando que el Espíritu Santo vaya dando forma.
3. Sobre el ministerio del catequista, instituido como ministerio estable dentro de la comunidad, se habló de las competencias del catequista instituido, que son las de cualquier catequista, pero se hizo hincapié en la novedad: pasando de ser una tarea o un servicio a que sea una misión.
Por ello pueden ser una providencia en la coordinación pastoral, ya que la diocesanidad y disponibilidad para ejercer ese ministerio donde no hay suficientes niños o suficientes catequistas… o al servicio de la formación de los propios catequistas o en la dinamización de la evangelización.
El encuentro siguió, después de una pausa para el café, con el testimonio de la Hna. Catalina, SCTJM que ahondó en la identidad delcatequista.
Comenzó con dos verdades del barquero:
- En la espiritualidad del catequista informa la identidad del catequista.
La identidad del catequista es revelada en el encuentro personal con Cristo.
Muchas veces el tanto «hacer», se nos olvida «ser». El Papa León XIV habla del ministerio del catequista como aquel que hace resonar la voz de Cristo en el catequizando.
- El hablar de identidad, nos mueve a prestar atención a la obra que Dios ha hecho en cada uno.
Nadie se levantó un día diciendo que quería ser catequista. Fuimos llamados y correspondimos con un sí.
Nuestro corazón sediento de verdad, buscando, es lo que nos mueve a caminar como discípulos. Seguimos a Jesús, lo experimentamos, lo presentamos.
La Hna. Catalina comenzó a narrar cómo fue su llamado a ser catequista; cómo tuvo que afrontar retos, de idioma, de preparación… pero todos ellos con la confianza en que Dios, que es el que llama, también es quien prepara y guía.
Recordó, además, siguiendo la Catequesis Tradende de san Juan Pablo II, la clave principal de la catequesis: debe ser cristocéntrica y verse alentada por un conocimiento en que el único Maestro es el Señor.
El encuentro terminó con una Misa de envío en la que los 90 participantes pudieron renovar su fe y su compromiso en la misión evangelizadora de la Iglesia.