La S.I.B. Catedral de Santander acogerá el próximo domingo 16 de noviembre a las 12 del mediodía el Jubileo de las Familias, que ya prepara con sumo cariño y toda su dedicación la Delegación diocesana de Familia y Vida. La celebración comenzará en la plaza de la Catedral, desde donde los fieles se trasladarán hasta el templo caminando por su claustro. Este camino simboliza esa peregrinación física y espiritual que todos realizamos con motivo del año de la esperanza que estamos celebrando a lo largo del 2025.
La familia constituye uno de los pilares fundamentales de la sociedad, ya que es el primer espacio donde el ser humano se forma, aprende valores y desarrolla su identidad. La familia ha sido considerada siempre la base sobre la cual se construyen las comunidades. En ella se transmiten las costumbres, las normas y las tradiciones que fortalecen la cohesión social. Además, la familia no solo proporciona apoyo material, sino sobre todo emocional y moral, elementos indispensables para el bienestar y la estabilidad de sus miembros.
En el seno familiar, las personas adquieren los valores que orientan su comportamiento en la sociedad, como el respeto, la solidaridad, la responsabilidad y la empatía. Estos principios, aprendidos en el hogar, se reflejan luego en la vida social y profesional de cada persona. De esta manera, una familia que fomente el diálogo, la cooperación y el amor contribuye directamente a la construcción de una sociedad más justa y equilibrada. Cuando la familia cumple adecuadamente su función, promueve ciudadanos conscientes y comprometidos con su entorno.
Particularmente, la influencia de la familia en los jóvenes es decisiva. Durante la adolescencia, una etapa de cambios y búsqueda de identidad, el acompañamiento familiar resulta esencial para orientar las decisiones y fortalecer la autoestima. Los jóvenes que crecen en un ambiente familiar afectivo y con límites claros suelen desarrollar una mayor estabilidad emocional y una visión positiva del futuro. Por el contrario, la ausencia de comunicación, el conflicto o la falta de apoyo pueden generar inseguridad, desconfianza y conductas de riesgo.
La familia es una escuela de vida. Su función educativa y afectiva moldea el carácter de los jóvenes y define, en gran medida, el tipo de sociedad que se construirá en el futuro. Invertir tiempo y esfuerzo en fortalecer los lazos familiares es invertir en el bienestar colectivo; una familia unida y solidaria es la mejor garantía de una sociedad más humana, responsable y armoniosa.
Nuestro Obispo, D. Arturo, presidirá la celebración del domingo, un jubileo al que todos estamos llamados porque todos procedemos de un entorno familiar que ha moldeado nuestro carácter y, además, pertenecemos a la Iglesia y formamos parte de nuestra diócesis de Santander, una pequeña gran familia que reunida en eventos como este demuestra ese carácter común y la fraternidad que compartimos entre todos los fieles.