El Día de la Iglesia Diocesana es una jornada que promueve la Conferencia Episcopal Española con el fin de recordar a todos los fieles que la Iglesia no es una realidad lejana o abstracta, sino una comunidad viva y cercana, formada por personas que, unidas en la fe, construyen el día a día en cada diócesis. Este año la celebramos hoy, 9 de noviembre, una ocasión especial para reflexionar sobre el sentido de pertenencia a la Iglesia y sobre la importancia de colaborar activamente en su misión evangelizadora, pastoral y social.
La diócesis es la Iglesia particular que reúne a los creyentes de un territorio concreto, presidida por su obispo y sostenida por el trabajo conjunto de sacerdotes, religiosos y laicos. En ella se vive la fe, se celebra la Eucaristía, se educa en los valores del Evangelio y se atiende a quienes más lo necesitan. Por eso, el Día de la Iglesia Diocesana invita a sentirse parte de esta familia, a dar gracias por ella y a comprometerse en su sostenimiento espiritual, humano y económico.
Cada año, la Conferencia Episcopal propone un lema que ayuda a profundizar en este compromiso. El de este año, «Tú también puedes ser santo«, nos recuerda que todos los bautizados compartimos el objetivo común de la santidad. La Iglesia no se sostiene sola; necesita del tiempo, del trabajo, de la oración y también de los recursos materiales que cada creyente puede aportar. Las colectas que se realizan este día en las parroquias se destinan íntegramente al mantenimiento de las actividades pastorales y caritativas de cada diócesis, así como al sostenimiento de sus templos, sacerdotes y servicios comunitarios.
Pero más allá de lo económico, esta jornada tiene un fuerte valor espiritual y comunitario. Nos invita a mirar con gratitud a tantas personas que, de forma discreta y generosa, colaboran en la vida parroquial: catequistas, voluntarios, coros, equipos de Cáritas, grupos de liturgia y pastoral juvenil, entre muchos otros. Todos ellos son testimonio vivo de una Iglesia que quiere servir, acompañar y anunciar el amor de Dios en medio de la sociedad.
Celebrar el Día de la Iglesia Diocesana supone una renovación de nuestro compromiso con la comunidad cristiana a la que pertenecemos, a fortalecer los lazos que nos unen y a reconocer que la Iglesia somos todos, juntos, construyendo esperanza y vida en cada rincón de nuestra diócesis.