Este acuerdo de hermanamiento nace de la necesidad de vincular un lugar tan importante como este monasterio de la Diócesis de Santander ubicado en la comarca de Liébana con otro tan crucial para la cristiandad como Jerusalén y su icónica e histórica Basílica del Santo Sepulcro
La diócesis de Santander ha alcanzado un acuerdo histórico de hermanamiento con la Custodia de Jerusalén que vinculará a la Basílica del Santo Sepulcro con el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Un hermanamiento que tiene como objetivo principal resaltar la importancia histórica y espiritual de este monasterio diocesano en Liébana, donde se custodia desde el s. VI el Lignum Crucis, el fragmento más grande de la cruz de Cristo.
Con el apoyo de la Custodia de Jerusalén y esta vinculación con la Basílica del Santo Sepulcro, se pretende poner en el foco en ambos puntos geográficos, en especial en Santo Toribio, mediante una relación de carácter espiritual, formativo, solidario y de promoción del turismo religioso.
Con el objetivo de avanzar en este histórico acuerdo, una delegación enviada por el Obispo de Santander, D. Arturo Ros, y formada por D. Álvaro Asensio, Vicario General de la diócesis y por D. Ricardo Alvarado, Vicario Episcopal para la Acción Caritativa y Social, viajó hasta Jerusalén el pasado mes de noviembre para entregar personalmente al Custodio, Francesco Ielpo, una carta del Obispo de Santander en la que comunicaba su voluntad de llevar a cabo este hermanamiento, que fue aceptado en esa misma reunión por el Custodio.
Las acciones de promoción y sensibilización derivadas de este hermanamiento comenzarán a llevarse a cabo una vez ejecutada la firma oficial por las dos partes, en la fecha acordada por ambas instituciones.
Sobre Santo Toribio de Liébana
El Monasterio de Santo Toribio de Liébana es uno de los centros religiosos más importantes de España y un lugar clave del cristianismo. Sus orígenes se remontan al siglo VI, cuando fue fundado como monasterio para custodiar los restos de Santo Toribio de Astorga, obispo conocido por su lucha contra la herejía priscilianista. Con el paso del tiempo, el monasterio adquirió gran relevancia espiritual y cultural, especialmente durante la Edad Media.
La importancia de Santo Toribio de Liébana está estrechamente ligada al Lignum Crucis, el mayor fragmento conservado de la Cruz en la que fue crucificado Jesucristo. Este valioso relicario habría sido traído desde Jerusalén por Santo Toribio de Astorga en el siglo V, tras su peregrinación a Tierra Santa. Desde entonces, el Lignum Crucis se convirtió en un símbolo de fe y en un poderoso foco de peregrinación.
Durante siglos, miles de fieles acudieron al monasterio para venerar esta reliquia, lo que consolidó su prestigio religioso. En el siglo VIII, el monasterio también se vinculó a la figura de Beato de Liébana, monje y erudito que escribió célebres comentarios al Apocalipsis, influyendo notablemente en el pensamiento cristiano medieval.
Hoy en día, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana es uno de los cinco lugares santos del cristianismo que conceden el Jubileo, junto con Roma, Jerusalén, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz. Su Puerta del Perdón se abre en los Años Jubilares Lebaniegos, reafirmando la relevancia histórica, espiritual y cultural del monasterio y del Lignum Crucis a lo largo de los siglos.
Sobre la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén
La Basílica del Santo Sepulcro, ubicada en la Ciudad Vieja de Jerusalén, es uno de los lugares más sagrados del cristianismo, pues la tradición señala que allí se produjo la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesucristo. Su historia comienza en el siglo IV, cuando el emperador Constantino ordenó su construcción tras la identificación del lugar por su madre, Santa Elena. El complejo fue consagrado en el año 335 y se convirtió rápidamente en un importante centro de peregrinación. A lo largo de los siglos, el edificio sufrió numerosas destrucciones y reconstrucciones, especialmente tras la invasión persa del siglo VII y la demolición ordenada por el califa fatimí Al-Hákim en el año 1009. Durante las Cruzadas, la iglesia fue restaurada y ampliada. Hoy en día, el Santo Sepulcro es compartido por varias confesiones cristianas, sometidas al Status Quo, un sistema de normas no escritas que rige y detalla minuciosamente el uso compartido de este espacio por cada una de ellas.