Querida comunidad diocesana:
Al comenzar este tiempo de Adviento, tiempo de espera confiada y de esperanza activa, queremos proponeros un gesto común que nos ayude a abrir el corazón al Señor que viene y, al mismo tiempo, a nuestros hermanos que hoy más lo necesitan.
Como sabéis, la situación en Tierra Santa sigue siendo especialmente dura. Entre quienes sufren las consecuencias de la violencia y la inestabilidad están tantas familias cristianas de Belén, que desde hace generaciones viven del trabajo artesanal de la madera de olivo y de la acogida a peregrinos. La guerra ha frenado por completo la llegada de visitantes, dejando a muchas de estas familias sin ingresos y en una situación de grave precariedad.
Con el deseo de acompañarles y de sostener su esperanza, la cooperativa cristiana de Belén ha elaborado para nuestra diócesis unas estrellas talladas en madera de olivo, signo sencillo y luminoso del hogar donde nació el Salvador. Cada estrella es única: hecha a mano, con fe y con una petición silenciosa de ayuda.
¿En qué consiste el gesto?
Os invitamos a que, durante todo este Adviento, adquiramos una de estas estrellas como signo de comunión con nuestros hermanos de Belén.
El coste es de 5 euros y pueden encontrarse en la Librería de Pastoral.
¿Qué significa este gesto?
- Iluminar nuestra casa con un signo que nos recuerda que Belén sigue siendo hoy un lugar que necesita nuestra oración y solidaridad.
- Sostener el trabajo de artesanos cristianos que ven peligrar su medio de vida.
- Caminar como diócesis unida, ofreciendo un gesto común que expresa nuestra fe en la Encarnación y nuestro compromiso con la paz.
Os animamos a que este gesto llegue a todas las parroquias, colegios, movimientos, hermandades, grupos de catequesis, familias y comunidades religiosas. Que cada estrella en nuestros hogares sea una oración por la paz y un abrazo fraterno a quienes, en la misma tierra donde nació Jesús, viven hoy tantas dificultades.
Que este Adviento nos encuentre vigilantes, generosos y con el corazón abierto al Señor que viene a salvarnos.
Con afecto fraterno,
Ricardo Alvarado del Río
Vicario Episcopal para la Acción Caritativa y Social
