Exaltación de la Santa Cruz: Relevo de la fraternidad franciscana, oración y acción de gracias

Esta mañana hemos celebrado, en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz.

La celebración, presidida por nuestro Obispo, D. Arturo, ha comenzado con la procesión, encabezada por el estandarte de la Cofradía de la Santa Cruz, y en la que el protagonismo lo ha reclamado la reliquia del Lignum Crucis, el fragmento más grande de la Cruz de Cristo, que portaba D. Arturo.

Precisamente esta reliquia ha recibido un relevo en su custodia, con la presentación en el día de hoy de 3 de los 4 hermanos franciscanos que ubicarán su fraternidad en este monasterio lebaniego: el Hno. José de Jesús, el P. Rafael y el P. Felipe. Se espera que próximamente llegue otro sacerdote franciscano.

En la Santa Misa, como es costumbre, se han congregado cientos de fieles, peregrinos, vecinos de la comarca y autoridades. D. Arturo ha comenzado su homilía lanzando una triple pregunta a los asistentes: «¿Por qué has venido, para qué y qué buscas?» Ha continuado afirmando que «es un día privilegiado en un lugar excelente para encontrar respuestas» y se ha ofrecido a ayudar con este fin: «Hemos venido fundamentalmente a rezar. No dejes de hacerlo y no te vayas sin hacerlo; no perderás nada y ganarás mucho». Y ha animado a hacerlo «solamente contemplando la reliquia de la Cruz salvadora, nada más. Para nosotros es el presente y el futuro y contemplarla es contemplar el amor de Dios».

Nuestro Obispo ha hecho también referencia al Evangelio de hoy (Juan 3, 13-17) y a la expresión que aparece varias veces en el pasaje: «El que cree en Él». Al hilo de esta, ha lanzado otra cuestión: «Nos preguntamos, ¿yo creo en Él? El paso siguiente es creer en Él». Se ha propuesto ayudar a los fieles a preparar la oración de este modo: «El Evangelio nos invita a decir «yo creo en ti, Señor», porque creer en ti es mi bien, es vivir, esperar, amar y jugarse la vida por tantas cosas bellas que nos esperan en nuestro presente y futuro. La puerta para su entrada se abre afirmando «Creo en ti», y esta confesión de fe, se convierte en súplica: «Ayúdame, Señor, a seguir creyendo en ti».

Ha finalizado su homilía mostrando su sentimiento de acción de gracias: «Doy gracias con emoción hoy porque seguiremos caminando; el Señor nos ha concedido la nueva comunidad franciscana que llega para servir y para amar. Somos unos privilegiados, por eso tenemos que ser más humildes y más agradecidos», ha concluido.

Posteriormente, se ha llevado a cabo la adoración del Lignum Crucis, momento de gran recogimiento y devoción para todos los lebaniegos de origen o de adopción.

El P. Rafael, uno de los franciscanos llegados estos días a Santo Toribio, ofreció sus primeras palabras ante los fieles diocesanos que han asistido a la Eucaristía:

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