D. Óscar Lavín Aja
En el Evangelio de este segundo domingo de Adviento nos sale la figura de Juan el Bautista.
Juan anuncia una “novedad”. Isaías también: “aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé…”. Podemos preguntarle al Señor en la oración de este Domingo: ¿estoy dispuesto a recibir novedad en mi vida? Por novedad entendemos a Dios mismo.
¿Dónde voy a recibir esa novedad-Dios? En la vida cotidiana que vivo de manera ordinaria.
Hoy, la experiencia de fe tiene que ir por los caminos de la mística. Mística es experiencia de vivir la vida en su dimensión sobrenatural. Y ¿qué es eso de lo sobrenatural? No pienses en cosas “raras”.
- Sobrenatural es que para ser el primero hay que ser el último y servidor de todos. Lo natural es que para ser el primero hay que ganar el primer puesto.
- Sobrenatural es que la muerte es paso a la Vida. Lo natural es ver que la vida terminó y que deseamos que continúe lo que amamos, pero no sabemos nada del más allá.
- Sobrenatural es que en el mayor sentimiento de ausencia de Dios se nos revela la más absoluta de su Presencia. Lo natural es desesperarse en la ausencia de sentido de los golpes de la vida.
- Sobrenatural es que del fracaso Dios saca Vida. Lo natural es ver que del fracaso no sale nada.
- Sobrenatural es amar a los enemigos. Natural es querer a los amigos y defenderse de los enemigos.
- Sobrenatural es ver que en los pobres de hoy está Cristo PRESENTE y VIVO. Lo natural es ver que son pobres personas que necesitan ayuda.
La novedad sobrenatural de Dios aparece en la vida de modo permanente. Este es el anuncio de Juan: “abrir los ojos, el corazón, la voluntad, que Dios va a aparecer en la realidad de tu vida y la mía”.
Termino con una anécdota en una parroquia donde iba los fines de semana en mi época de seminarista. En un grupo de lectura del Evangelio salió el tema de ayudar a los más pobres. En aquella reunión estaba un hombre tetrapléjico. A final de la reunión, después de una escucha prologada de todos, este hombre intervino diciendo: “no sabéis lo que decís. Lo más difícil es DEJARTE ayudar. Que “otro” venga y te lave, te lleve, te traiga, y sentirte impotente de todo”. Aquel hombre me enseñó una cosa que me cuesta comprender, pero que es verdad. Dios es una novedad que viene a nosotros, y lo difícil en la vida creyente es DEJARSE sorprender por Dios, DEJAR a Dios actuar y aparcar nuestros planes, DEJARSE amar por Dios… DEJARSE… La fe es un DON, un Regalo, un DEJARSE…
