Con­clu­sio­nes del En­cuen­tro Ibé­ri­co de las Co­mi­sio­nes Epis­co­pa­les de Co­mu­ni­ca­ción So­cial

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Las Comisiones Episcopales de Comunicación Social de Portugal y de España, reunidas en Murcia los días 5, 6 y 7 de junio, hemos reflexionado y analizado, con la ayuda de expertos, el tema “La imagen para mostrar la identidad de la Iglesia”. Después de estos días de trabajo y convivencia, queremos agradecer las contribuciones realizadas por ellos a esta reflexión y deseamos ofrecer nuestro análisis y nuestras conclusiones.

Los medios que el ingenio humano ha desarrollado con el paso de los siglos han servido siempre para ampliar sus capacidades originales. Hoy, las herramientas digitales permiten a las personas abundar en comunicaciones corriendo, sin embargo, el riesgo de comunicar menos. Digitalmente se pueden transmitir muchos mensajes sin que eso signifique mejorar la comunicación.

El desarrollo de internet, que se ha producido efectivamente en los últimos veinticinco años, está creciendo muy rápidamente y, en gran medida, ya es el ambiente de comunicación que reúne y supera los medios habituales.

En el presente contexto socio-cultural, los medios de comunicación tradicionales están siendo superados como fuente informativa por las redes sociales. Los grupos de relaciones personales en esas redes se han convertido en prescriptores de información, de opinión y de recomendación.

Constatamos también que, en general, los mensajes ofrecidos por personas tienen mayor acogida e impacto que los institucionales.

A partir de este análisis señalamos alguna línea de actuación que permita a la Iglesia realizar mejor su misión de anunciar el Evangelio.

Es necesario asumir el ambiente creado por las herramientas digitales. Aunque el mensaje y la palabra son los mismos, la comunicación tiene que ser más intuitiva, audiovisual, constante, emotiva y relacional.

El mundo digital es parte de la realidad: ni la sustituye ni la elimina. Por tanto, la presencia en el mismo debe reflejar de manera auténtica y coherente el modo de ser de las personas, instituciones y grupos. En este sentido, es necesario que la imagen digital exprese auténticamente la realidad.

Las instituciones de la Iglesia deberán priorizar la comunicación digital y la producción y distribución de contenidos online. Cada vez son más los usuarios que acceden a la información y a la formación a través del móvil, y es ahí donde la Iglesia debe estar para encontrarse con todos. Para esto será necesario incorporar a esta comunicación un plan de acción dotado de personas y recursos.

Del mismo modo que las catedrales eran visibles a distancia por encima de los tejados en cualquier población, es necesario hoy crear la “catedral digital” que sea visible y sirva de referencia en este nuevo ambiente, plagado de imágenes y relaciones, en el que se compite por captar la atención. Hoy, el bien más escaso para la comunicación no es el tiempo sino la atención de las personas, por lo que es necesario captar la atención para provocar la comunicación.

La Iglesia, siempre atenta a los signos de los tiempos, está llamada a ocupar un lugar en el universo digital para servir de punto de encuentro entre las personas y lo trascendente.

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