Del lunes al miércoles, cada jornada estuvo iluminada por la ponencia de los doctores D. Santiago Guijarro, operario diocesano, que desde un enfoque escriturístico quiso acercar la primera evangelización y cómo aquel entonces y nuestro hoy son tan semejantes, para desde ahí descubrir cómo se «hace» un cristiano. En la segunda jornada fue el obispo de Astorga, Mons. Jesús Fernández, que aterrizó con las celebraciones en espera de presbítero un modo de funcionar concreto en la situación de nuestras zonas despobladas y rurales, como una solución posible. Y el tercer y último día fue D. José San José Prisco el que animo a seguir caminando en este camino de sinodalidad que abre este sínodo, para poder implementar un modo de funcionamiento más propio del CVIII en que los laicos tengan un mayor papel.